miércoles, 14 de enero de 2009

POLEMICA EN EL BAR


bla bla bla


A medida que pasa el tiempo una no deja de aprender cosas. Mis habilidades con la bandeja me tienen boquiabierta. Lo más torpe que hice hasta ahora fue volcarle dos daikiris a mi jefe y después disculparme reiteradas veces con risa nerviosa. Salvando ese detalle, no tiré nada, no rompí nada, y, por suerte, todavía no me caí en frente de todos como suele pasarme.

Cuando pienso en mi nuevo trabajo, que nada tiene que ver con la oficina en la que trabajaba, se me vienen a la mente otras camareras con las que me llevaría bien: Carol (Mejor imposible), Frankie (Frankie y Johnny) y la bomba sexy de Sookie Stackhouse (True Blood). ¡Son como mi modelo a seguir!

La verdad que me parece divertido. Además, por supuesto, cada tanto se me acerca a algún chico.

Hay uno que por momentos parece bastante tímido. Es lindo, es simpático y siempre me hace bromas al pasar. Se llama Gastón. Ya vino un par de veces e intercambiamos algunas palabras.

GASTON:
- ... Paula... Qué lindo nombre. ¿Y cuántos años tenés, Paula?

PAULA:

- emmm (que piensa unos segundos) Veinticinco. ¿y vos?

Y siempre hablamos un rato entre mesa y mesa.

Una vez, de la nada, me dijo:

GASTÓN:
- Yo le agregaría un par de centímetros a esa pollera.

Yo me reí aunque no me parecía tan corta. El problema de Gastón es a lo que se dedica: es bajista. Es decir: no pasa la inspección anti-músicos.

Hay otro chico, muy alto, de mirada masculina, que vino una sola vez pero que fue muy directo. De pronto se acercó y escuché qué me decía sin ningún preámbulo:

Chico X:
- ¿A qué hora salís?

Enseguida le cambié el tema porque me puso nerviosa y le contesté:

PAULA:
-¿Te llevó otra cerveza a la mesa? - y me di vuelta huyendo despavorida.

No sé que se pensaba ... ¿Qué me iba a entregar en bandeja?

También está el que viene con la notebook y me mira. Tiene anteojos pero detrás de los lentes se notan unos profundos ojos negros. Me mira descaradamente. Es interesante aunque parece un poco agrandado. Por momentos me da una sensación muy extraña, como si ya lo conociera. Trato de pensar en qué lugar nos podríamos haber cruzado pero no lo sé. No lo tengo claro. Siempre pide un agua mineral.

Pero lo que más me llamó la atención de los últimos días es que, mientras miraba hacia fuera por uno de los ventanales del bar, lo vi a Matías no-perfecto de la mano con otra.



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lunes, 12 de enero de 2009

20 lugares comunes en los que cae un hombre (4)


bla bla bla


1- Creo que estoy confundido.

2- Dejemos la luz prendida.

3- Sos una gran mujer pero acabo de salir de una relación.

4- Pero con esto no se siente nada.

5- Me están esperando los chicos.

6- Te llamo.

7- Sos demasiado para mí.

8- Uy. Me olvidé la billetera.

9- Ya vas a conocer a la persona que vos necesitás.

10- Me tengo que ir.

11- Igual me gustaría ser tu amigo.

12- Tenía el celular sin batería.

13- Fue un accidente. No sé que me pasó.

14- Pero la próxima invito yo.

15- ¿Cuánto tiempo tardás en cambiarte?

16- El lunes te mando un mensajito.

17- ¿Estás lista?

18- Te escribí pero no te llegó.

19- ¿Y? ¿Estás lista?

20- Es que yo no te merezco.


jueves, 8 de enero de 2009

Eterno resplandor de una mente sin recuerdo


bla bla bla

Seguro que te olvidaste… hoy es nuestro aniversario. Quise hacer de cuenta que era un día más pero algo estaba esperando. No sé. No. No estoy llorando. Me alegro que hayas venido a visitarme. Tengo una idea. Hoy no vayamos al trabajo. Faltemos. Si. Si. Hoy es una ocasión especial. Si, ya sé que tenés responsabilidades. Yo también. Pero viste cómo es. Uno nunca sabe. Tal vez el año que viene estamos muy ocupados para esto. Digamos que estamos enfermos. Quedémonos en cuarentena. Sí. Ya sé. Soy una tonta. No tendría que dedicarte ni un segundo pero ya avisé en el bar. Hoy es una fecha especial. ¿Qué? ¿Querés que te cante? Si me decías que cantaba re mal. A mí siempre me gustó cantar pero a veces no cantaba para no molestarte. Y ahora querés que te cante. Hombres. Quién los entiende. No. No. No me pidas perdón. Ya no estoy enojada. Ya te perdoné. No hace falta, te dije. Yo fui muy feliz con vos. Muy feliz. Demasiado. Sobre todo en la época que me mirabas con cara de boludo. Adoraba tu cara de boludo. Tenías la más linda cara de boludo del universo. Si, a mí se me achinaban los ojos cuando te miraba. Ya sé. No. Ja ja ja ja ja. Ahora besame. Umm. Besame otra vez. Es raro. Ya no siento lo mismo. Bueno, tampoco te lo tomes así. No. Por favor. No me empieces a contar otra vez esa anécdota de cuando eras chico. De cómo asustabas a las gallinas de tu abuela. La tenía que escuchar una vez por semana. Dame un descanso. Pero hoy voy a tener que escuchar tus chistes malos sin quejarme. No, no quiero que me lleves a cenar. Quedémonos así. Aja. Si, te dije eso pero te mentí. No fuiste lo peor que me pasó en la vida. Si. Ya sé. Yo también estuve mal. Es más, aunque no me creas, no te quiero ver solo mucho tiempo más. Me da cosa que estés solo. A veces te imagino solo y triste escuchando ese cd con el que te torturabas, con la heladera vacía, como yo, y me dan unas ganas de llorar. Si algo teníamos en común era en la manera en que odiábamos ir al supermercado. Las familias yendo y viniendo. El frío del aire acondicionado. Vos te ponías de muy mal humor. “Quedate acá”, me decías. “No te muevas”. Era como si tuvieras miedo de perderme entre las familias. Quién lo hubiera dicho. Y abro mi heladera y la veo vacía y me dan ganas de llorar. Y no por mí, eh. Por vos. A mí me gustaba verte reír. A veces me acuerdo de tu cara mirándome, así, como con odio. Yo sólo quería verte reír. No sé bien en qué momento nos dejó de salir lo que al principio nos salía tan fácil. Quién lo hubiera dicho. Si, de verdad. En serio. Ya no estoy enojada. Para nada. Es más, te doy la razón en muchas cosas. Umm. ¿Qué me estás proponiendo? No. Ni loca. Ahora ya es tarde. Era cierto todo eso de que tenía mucho por vivir, que no estaba preparada. Pero yo te quería mucho. Te quise mucho. Ahora no. Te dije que no. Hace unos meses que no me quedaba hablando con vos hasta la madrugada. Te acordás de ese día en ese bar horrible. El del papel tapiz espantoso. Yo estaba tan triste y vos te mostrabas tan feliz. Me contabas de tu viaje, de tus cosas y todo lo que pensabas hacer mientras yo te miraba al borde de un ataque de llanto. “Parezco tan feliz que me odiás, ¿no?”, preguntaste. Y te dije que sí. Yo estaba hecha un desastre. Hasta lloraba en público, entendés. Qué vergüenza. Cómo querías que me alegrara de verte feliz. Y ahí te ablandaste un poco: “Yo también te extraño. Hay noches que me abrazo a la almohada y pienso en vos”. Cuando dijiste eso me puse peor. Era muy doloroso imaginarte solo, triste, con la heladera vacía y hablándole a la almohada. Te dije: “Vamos al cine. Es domingo. No quiero estar un domingo así” y me llevaste al cine. Te costaba decirme que no. Me estabas dejando y me llevaste al cine. Eso fue genial. Así se termina una relación. Nada de portazos. Nada de gritos. Pantalla grande, luces y final. Finalmente lloré en una parte en que no pasaba nada. Vos lloraste en la parte que había que llorar. Me gustaba eso. Que a veces llorabas en el cine. Te lo confieso. Te quedaba lindo. Después salimos de la sala y yo fui al baño. Había una viejitas que me miraban. Me miré en el espejo un rato. Era tan obvio. Lo veía tan claro. Ya no era la misma. No hacía falta de que me cortara el pelo, me hiciera una tintura o estrenara unos lentes de contacto. Nunca iba a volver a ser la misma. Los espejos enseguida se dan cuenta de esas cosas. Pero no. Ya no estoy enojada ni triste. Sólo un poco melancólica. Cuando salí del baño me esperabas en las escaleras y salimos de ahí de la mano. Fue la última vez que caminamos de la mano. Pero no hablemos de cosas tristes. Hoy estamos celebrando el noaniversario. Me siento tonta hablándole a la almohada pero no es la primera vez que me hacés quedar como una tonta.

Si al menos tuviera algo en la heladera. Pero no.





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miércoles, 7 de enero de 2009

COMO TRATAR MAL A UN HOMBRE Y MANTENERLO ENAMORADO(4)

La Reina del Planteo
bla bla bla

Si estás en la primera etapa de una relación tu aspiración deberá ser consagrarte la Reina del Planteo. Si la mujer no se posiciona antes que el hombre como la Reina del Planteo el trono quedará libre y lo ocupará él.

Los hombres son hijos del rigor. Al principio una lo intuye. Después, a través de la dura experiencia, termina por confírmalo. Repito: los hombres son hijos del rigor.

Mi consejo es simple: Si a vos no te molesta que él vaya al gimnasio con su novia de la infancia, no importa. Fingí que te molesta. Avivará la pasión y lo harás sentir que cuidás el terreno.

Si es miércoles y no te llamo para ir al cine, y aunque vos estás cómoda en tu casa mirando Lost, eso no importa. Fingí que te molesta. Sentarás el precedente para que no cambie los planes a su conveniencia.

Si al principio te cuesta utilizar estratégicamente las habilidades de esta técnica, probá hasta que te salga naturalmente. Seguí intentándolo. Todas tenemos una Reina del Planteo adentro que tenemos que descubrir.

Nada de tibieza ni de indecisiones. La Reina del Planteo no se permite términos medios. Se sabe dar su lugar. Impone sus puntos de vista y sus necesidades, incluso en la cama, donde él se esforzará por complacerla.

La Reina del Planteo da pequeños pasos que sientan precedentes. Al fin y al cabo, y aunque suene ilógico, en las perversidades de la relaciones

el que se queja primero siempre es el que gana.


lunes, 5 de enero de 2009

RANDOM(3)


Hay gente que llegó a este blog mediante estas palabras claves:
bla bla bla

1- Delineado de los emos.

2- Desventajas del delivery.

3- Avenida Forest Matías.

4- Dice que es gay pero parece que le gusto.

5- ¿Qué hacer si tu novio te dice que tenés mal aliento?

6- Historia de la chica que murió por amor.

7- Le quiero comer la boca a Paulita.

8- Mi ex me eliminó del facebook.

9- No sé por qué me dicen inmadura.

10- La mujer más tetona del mundo y el hombre más pichón.

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