miércoles, 3 de noviembre de 2010

Amor a primera vista

O los peligros de la Alta Confección 
bla bla bla


Hoy me enamoré. En la hora del almuerzo me escapé del trabajo, estaba caminando por la calle y entonces lo vi. Me guinó un ojo y me dijo que me estaba esperando. ¡Era el vestido más hermoso que jamás imaginé! Entré a la tienda, me lo probé. Créanme, chicas. ¡Decía “Llevame” en la etiqueta! A este hallazgo, yo lo compararía al placer de comerse un chocolate pero sin calorías. Y otra vez a pasar la tarjeta de crédito. 

Este suceso me llenó de preguntas. ¿Por qué será que hoy en día me cuesta tanto enamorarme y es tan sencillo que me derrita por un vestido?

Estamos ante los peligros de la alta confección. Buscamos a alguien que esté diseñado para nosotras. Que tenga la forma de nuestros brazos y de nuestros labios, el molde de nuestros cuerpos. La horma de nuestros zapatos. ¿Pero no es demasiado?

Cada vez nos cuesta más encontrar una pareja sin probarla primero. Si hay algo pequeño que no nos gusta, la dejamos de nuevo en la repisa para que venga otra y se lo pruebe. Peor si la que viene después encuentra en lo que vos descartaste justo lo que buscaba. ¡Resulta que ahora lo querés! Decidite nena. 

Pero quizá la cosa no sea renunciar a todo si te queda un talle más grande, o un talle más chico. Tal vez haya que agarrar hilo y aguja, y enhebrar con cuidado para no pincharte los dedos. Ya no somos más esas mujeres que cocemos, bordamos y planchamos. ¿Pero ellos siguen siendo el típico macho proveedor? ¿Y si jugamos a vestirnos para después desvestirnos? 

La moda no es efímera, solo cambia cada temporada, se adapta y se reinventa. Tal vez con el amor suceda algo parecido. Yo quiero un amor primavera-verano pero que también sea otoño-invierno. ¿Qué dicen? ¿Algún día seré volveré a ser una victima del amor como lo soy de la moda?




 ***
 

Visitá en www.skip.com.ar y conocé las historias de cientos de prendas.

Los hallazgos inesperados.
Las que ya son una herencia de familia y pasan de generación en generación, de madre a hija, de abuela a nieta.
Las que son la vedette del guardarropa, portadora de un glamour especial que te hace brillar.
Aquellas que son imposibles de usar pero se siguen queriendo como el primer día.
Esas prendas que te prestaron y no pudiste devolver y las que no prestarías nunca por miedo a perderlas.
Las únicas e irrepetibles.
Las que te acompañan siempre.

Compartí el valor de tu guardaropa, contá tu propia historia, y podés ganar entradas para la obra "Amor, Dolor y qué me pongo" en el Teatro Tabarís.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin
Safe Creative #0903300152342