lunes, 31 de agosto de 2009

Posteando en al oficina


bla bla bla

Se acabó la suplencia que estaba haciendo y empecé una intensa búsqueda laboral. Las respuestas fueron positivas. Cuatro entrevistas y, por fin, me contrataron en un agencia de publicidad. Mi puesto es bastante sencillo. Tengo que analizar estadísticas y pasar informes rutinarios. Pero tengo que admitir que hasta ahora me gusta.

La primera entrevista fue rara. Mi jefe, Fernando, es un baboso incurable, muy simpático y confianzudo. Es alto, morocho y tiene barba candado. (Ya se sabe lo que se dice de la gente con barba candado). Apenas me contrató me invitó al after office. Amablemente le dije que no. “Pero otro día vamos”, aclaré. (Recién me contrataba. No quería caer mal).

Para mi sorpresa, ya el primer día me di cuenta que la gente del estudio tiene superpoblación masculina. Sólo cuatro mujeres en un staff de más de veinte personas.

Las chicas no son muy simpáticas. Me miran de costado y balbucean en la hora del almuerzo. Hay una tal “Vanesa” que ni me mira. Encima es como la líder de grupo. No sé bien por qué siempre les caigo mal a las líderes.

De hecho, sólo me hice amiga de dos chicos nerds que se sientan cerca de mi escritorio. Creo que eso debe tener que ver en la falta de integración que tengo con las mujeres. Mientras ellas comen ensalada, yo me mando un plato de milanesas con papas fritas. Mientras ellas hojean revistas de moda, yo tengo que hablar de la estatización de los partidos de la AFA y las novedades del rss.

Me llevo bien con la PC de la oficina. El teclado de la computadora no es tan suave. Me gusta apretar fuerte las teclas. Descargo tensión.

Pero lo más lindo es que mi nuevo escritorio está cerca de la ventana.


lunes, 24 de agosto de 2009

Jugar al amor (1)


bla bla bla

Después de tanto pensar, me terminé dando cuenta que jugar al amor es algo así como jugar al Pacman. Todos estamos perdidos en nuestro laberinto emocional. Parás en una esquina y te encontrás con un fantasma. Tratás de alejarte. Te vas corriendo hasta la otra punta pero igual te persigue. Entonces, al final, de nada sirve salir corriendo. Ni raparte la cabeza para que no te reconozcan. Ni recorrer todos los rincones en busca de una señal. Tampoco te sirve conocer otros lugares ni cambiar el color de la pantalla. Y como si el panorama no fuera lo suficiente desalentador, lo peor de todo es que hay que pasar como 50 niveles para que finalmente a Ms. Pacman y Mr. Pacman se les de la gana de encontrarse. Y eso con suerte, porque por ahí vos te cansaste antes y te ponés a jugar al tetris, o peor, te conformás con el buscaminas.


¿Y para qué? ¿Al final quién gana?

martes, 18 de agosto de 2009

Los miradores de culo

Deporte nacional
bla bla bla

Hasta principio de siglo se consideraba que el deporte nacional de los argentinos era el fútbol. Sin embargo, en los últimos relevos se ha podido contastar que no hay deporte que tenga más multitudinario que el de mirar culos.


Los miradores de culo ya no sorprenden a nadie. Se los encuentra en todos los sitios habidos y por haber. Están el subte, en el tren, en la calle. En las plazas forman legiones a las siete de la tarde.


Hay algunos que consideran esta práctica como una práctica individual, e incluso, privada. Hay otros, en cambio, que piensan que es mejor hacerlo en grupo.


Algunos piensan que es una práctica sólo para iniciados. Y están los que se creen grandes miradores de culos.


Y no es lo mismo, para una, que la mire un adolescente en estado hormonal, que un viejito de mirada tierna y una boca oscura.


Algunos miran sólo cuando están solos. Otros miran aunque estén acompañados.


No obstante, no sólo se los puede clasificar por edades o estado civil: También se los pude diferenciar por la manera de mirar. No es lo mismo el mirón descarado que el sutil mirador.


Los que miran descaradamente son capaces de llevarse por delante un árbol de tanta distracción. Están a completa merced de sus instintos. En cambio, el que se hace el disimulado, es un maestro de la sutileza. Se hace el que abre un paraguas o te deja pasar primero por la puerta del colectivo. Y vos pensás “Qué caballero”. Y no. Todo era para ejercitar esta peligrosa práctica milenaria sin ligarse un tortazo.


Como pasa con todo deporte, están aquellos que lo vuelven un arte. Algunos miradores de culo vendrían a ser como un Woody Allen a punto de encontrar la toma perfecta. Como un Picasso que visualiza la creación de un Guernica. Como un Maradona que está a punto de meterle un gol a los ingleses. Son poetas anónimos a punto de encontrar la palabra justa, el gesto indicado: el piropo perfecto que te levante el ánimo.


jueves, 6 de agosto de 2009

Yo soy tu amigo fiel

Hay distintas clases de amigos varones:
bla bla bla

1) El amigo celoso: Nunca le interesaste pero no va que se acerca uno y se te pega como si fuera tu novio de hace 10 años. Le hace preguntas groseras y comentarios contraproducentes al pretendiente, como por ejemplo, “¿cómo terminaste tu última relación?...Ah… Ella hace cinco años que no sale con nadie”. Es el típico que no come y no deja comer.

2) El amigo de mentira: Los dos siempre tienen el mismo discurso. “Vamos a tomar un café pero no va a pasar nada. Sólo somos amigos.” Por supuesto que ese discurso que es sólo una artimaña. Seguro que terminan tomándose el café debajo de las sábanas.

3) El amigo que te tiene ganas: Son amigos pero en realidad a él le gustás. Incluso un par de veces te lo dijo y vos lo rechazaste. En secreto, él está esperando el momento justo para dar el zarpazo. Mientras tanto, podés contarle de tus amores fallidos, tus citas desastrosas y tus sueños más íntimos.

4) El amigo inalcanzable: Son amigos pero en realidad a vos te gusta. El tema es que él siempre estuvo enamorado de otra y, aunque intuye de tu interés, te demuestra todo el tiempo que vos sos su mejor amiga pero nada más. Vos estás esperando el momento justo para dar el zarpazo, mientras tanto, disfrutás de su compañía y esas pequeñas migajas de felicidad.

5) El amigo porque no te queda otra: No tenés nada en común con él, incluso no te cae bien, sólo que es amigos de tus amigos y entonces lo tuviste que adoptar.

6) El amigo hermano: En realidad en algún tiempo lejano que no alcanzás a recordar fue tu ex novio. El tema es que tu familia lo integró demasiado. Va a comer todos los fines de semana con tus viejos, tu hermano se volvió su mejor amigo y, para colmo, conoce a todos tus nuevos novios con los se lleva bien.

7) El amigo de verdad: Es inteligente y divertido. Tiene un increíble buen gusto y una predilección por tus películas favoritas. A él podés contarle todo, sin omitir detalles. Y por supuesto que es gay.

Ilustración: Mínima

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